La reconstrucción mandibular y sus avances
Con la llegada de la era tecnológica, todas las áreas de la salud se han visto beneficiadas. La cirugía oral y maxilofacial ha sido una de las que más ha conseguido avanzar gracias a la revolución informática. En los últimos tiempos los resultados obtenidos en esta clase de intervenciones quirúrgicas han sido muy positivos. Todo debido al desarrollo que a través del tiempo ha conseguido tener la reconstrucción mandibular.
A continuación te contamos su avance e innovación desde la colocación de injertos óseos hasta la actualidad.
Reconstrucción mandibular con injertos óseos
Hacia los años 60, este tipo de reconstrucciones se efectuaban injertando hueso de las costillas o la cadera. Sin embargo sus resultados no eran los mejores. Siendo el inconveniente principal la colonización bacteriana en la zona oral. Por esta razón se evitaba su colocación, prefiriendo entonces el titanio en forma de placa y tornillos para mantener bien posicionada la mandíbula.
De igual manera, esta solución no parecía ser la definitiva. Puesto que en poco tiempo, los pacientes tratados con placas y tornillos comenzaban a percibir su desajuste, movilización o ruptura. Llevando a un desgarre de las mucosas bucales, asomando los elementos hacia el exterior.
Injertos revascularizados para la reconstrucción de la mandíbula
En vista de los problemas anteriores, entre los años 70 y 80 comenzó la utilización de injertos revascularizados. Una revolución en la medicina, que consistía en mantener la irrigación sanguínea en los injertos. Para ello se reconectaban las venas y arterias de forma microscópica hacia los vasos sanguíneos de la cabeza y el cuello. Se utilizaba el peroné para la obtención del hueso, uniendo sus segmentos a la mandíbula con placas y tornillos.
Como resultado de esta unión revascularizada, se minimizaba al máximo el riesgo de infecciones. Consiguiendo, gracias a su irrigación sanguínea, una cicatrización completamente normal.
Avances en equipos quirúrgicos y procesos postoperatorios
Para el final de los años 90, la reconstrucción mandibular no había avanzado demasiado. Lo que sí había evolucionado era la aparatología utilizada durante las intervenciones. Además de que el tiempo de recuperación era mucho menor y menos molesto.
La revolución tecnológica en la reconstrucción mandibular
El siglo XXI trajo consigo una enorme evolución en todas las áreas de la salud, gracias a la informática. La introducción de aparatología en 3D permite a los especialistas obtener información detallada del problema. Ayudándoles a diseñar minuciosamente una prótesis perfectamente adaptada a todos los contornos del paciente. Gracias a esto es posible predecir los resultados que tendrá la intervención, que son ahora mucho más simples y cortas.
Sólo aquellas personas que han visto su vida limitada por algún tipo de inconveniente mandibular que le ha llevado a perder parte de su estructura ósea, entienden la importancia de estos avances. Anteriormente una persona con esta clase de problemas debía vivir con una deformidad que complicaba tanto la funcionalidad de su cavidad oral como su estética. Esta revolución tecnológica ha abierto la posibilidad de devolver el bienestar a miles de pacientes que ameritan una reconstrucción mandibular.
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